El metano o gas natural (CH4), es el combustible ecológico por excelencia, uno de los más abundantes en la naturaleza. De hecho, no se obtiene a través de procesos de refinación, ya está listo para su uso como combustible respetuoso con el medio ambiente desde el principio.
En el Gas Natural no hay impurezas, compuestos de azufre, plomo e hidrocarburos aromáticos, que se obtienen por niveles muy bajos de emisiones de escape, con la ausencia de olores, partículas y residuos de combustión.
La composición química del gas natural determina una producción de CO2 mucho más bajo en comparación con otros combustibles; también reduce la formación de ozono en la atmósfera.
El metano posee características inherentes que hacen que sea adecuado para su uso, sin la necesidad de aditivos perjudiciales para la salud humana, y un contenido de energía más alto en comparación con todos los otros tipos de combustibles (metano = 11.600 kcal/kg, la gasolina = 10.300 kcal/kg; diesel = 10.200 kcal/kg).
Otra ventaja significativa es la que resulta del transporte de gas natural en comparación con otros combustibles. Después de la implementación de redes de gasoductos, la distribución es a muy bajo costo. A diferencia de otros combustibles, por lo tanto, el metano no requiere el transporte en cisternas, que a su vez influyen en las emisiones contaminantes, y no aumenta el tráfico de superficie, lo que ayuda a reducir el riesgo de accidentes de tráfico y el fenómeno de la contaminación causada por el tráfico pesado.
Asimismo, cabe señalar que la totalidad de la red de tuberías es subterránea, y por lo tanto no altera los paisajes de los lugares que atraviesa.
El contenido de energía de GLP es 10.000 kcal / kg, mientras que la de la gasolina de 10.300 kcal/kg.