Un coche híbrido de gas tiene un único motor de gasolina, pero que puede funcionar con este combustible o con gas natural comprimido (GNC) o, en otra variante, con Gas Licuado de Petroleo (GLP).
Actualmente ya son varias las marcas que ofrecen modelos de fábrica con esta adaptación que implica, como más notable, la incorporación de depósitos adicionales para cargar gas. Este hecho de por sí ya supone la primera ventaja de un coche de gas, que es su mayor autonomía, que suele superar los mil kilómetros, ya que lleva más capacidad de combustible al sumar la gasolina y el gas.
Los coches híbridos de gas arrancan en modo gasolina, para inmediatamente pasar a circular con el gas como combustible. Solo cuando se acaba el depósito de gas entra de nuevo en funcionamiento el de gasolina.
La ventaja económica de los coches de gas es que son menos costosos que los híbridos eléctricos, al no incorporar motores adicionales. Para poner un ejemplo, podemos ver que el Seat Ibiza TGI de GNC, con motor de 90 caballos y acabado FR, cuesta 17.890 euros, el mismo precio que el modelo TSI de gasolina, con 95 caballos y acabado Xcellence, muy similar.
BENEFICIO MEDIOAMBIENTAL
Al margen de las evidentes ventajas económicas de los motores híbridos de gas, hay otras connotaciones medioambientales que favorecen este combustible. El propio Luca de Meo, presidente de Seat, reconocía que si en España hubiese un millón de coches funcionando con GNC se dejarían de emitir a la atmósfera 1,2 millones de toneladas de CO2 al año. La propia marca española estima que el uso de GNC reduce un 25% las emisiones de CO2 y un 87% las de NOx de los coches diésel.
Los coches híbridos movidos por gasolina y gas natural pueden llevar la etiqueta ECO medioambiental de la Dirección General de Tráfico, lo que les permite circular por los centros urbanos de ciudades como Madrid en episodios de contaminación, además de aparcar en las zonas de estacionamiento regulado con un 50% de descuento.
Una de las cuestiones que preocupan a los usuarios es la seguridad de estos coches con depósitos cargados de gas. Todos llevan válvulas de seguridad que liberarán el gas en caso de sobrepresión y, al ser ese gas más volátil, no habría riesgo de deflagración en ningún caso. No se tiene constancia de accidentes por el uso de este combustible.
REDES DE SERVICIO
Actualmente casi todos los grupos automovilísticos están interesados en el desarrollo del gas como alternativa, excepto las marcas que tienen una clara orientación hacia los híbridos eléctricos. El hecho de que haya dos tipos de gas (GLP y GNC) no facilita las cosas a nivel de desarrollar la red de servicio.
El GLP es un gas a base de butano y propano, derivado del petróleo, de hecho se obtiene en la destilación de este y Repsol, por ejemplo, lo distribuye comercialmente bajo el nombre de Autogas, y también lo hace Cepsa. Mientras, el GNC es metano, que está en forma de bolsas alrededor de los pozos de petróleo y en España lo comercializa Gas Natural Fenosa, de momento para Seat. Ningún coche puede funcionar con los dos gases, ya que sus circuitos son diferentes.
Al igual que ocurre con el coche eléctrico, el desarrollo de la energía del gas para los coches está limitado por la todavía escasa red de estaciones de servicio, tal y como comentamos en esta misma página.
LO QUE NOS AHORRAMOS
Las ventajas del gas, aparte de la superior autonomía que nos permite atravesar España de punta a punta sin repostar, estriban en que el precio es mucho más barato que el de la propia gasolina (0.69 euros/kilo el GNC y 0,62 el GLP), con parecido rendimiento, por lo que abarata sensiblemente la recarga de combustible.
Se estima que un Seat Ibiza TGI, movido con GNC, con 90 caballos de potencia por ejemplo, puede consumir 3,3 Kg/100 km, es decir, puede gastar en esta distancia solamente 2,28 euros.
El mismo modelo con motor de gasolina con 95 caballos tiene un consumo estimado de 4,7 lts./100 km, y al precio actual de la gasolina que podríamos estimar en 1,23 euros por litro, implicaría gastar 6 euros a los cien kilómetros.
El ahorro, por tanto, sería de 3,70 euros a los cien kilómetros. Teniendo en cuenta que en el caso de Seat prácticamente iguala el precio de los modelos TGi movidos con GNC con el de sus modelos de gasolina, la ventaja a favor del gas es evidente.
En el caso de los coches movidos por GLP, en algunas marcas sucede algo similar, se está tratando de potenciar el gas ofreciendo prácticamente los mismos precios que en las versiones de gasolina, como es el caso del pequeño 500 de Fiat, que apenas cuesta 400 euros más en su versión GLP y al igual que el gasolina tiene 69 caballos. En este caso se anuncia un consumo de 3,7 kg/100 km en GLP, frente a los 4,9 lts./100 del gasolina. Con la diferencia de precio y consumo, el GLP aparece como una apuesta más rentable para el comprador. Los números, como se ve, favorecen al gas.
POCAS «GASINERAS»
El desarrollo de una red de gasineras suficiente potenciaría el uso de gas en el automóvil, como ha sucedido en otros países como Portugal o Italia,
En Galicia, la situación todavía es más preocupante ya que por ejemplo la red de GNC, de la que depende sobre todo Seat, se reduce a una sola estación de servicio en Ourense, en el polígono de San Cibrao, aunque Gas Natural Fenosa, entre las 50 gasineras que pretende inaugurar este año ya contempla ciudades como A Coruña, Ferrol, Santiago, Lugo y Vigo como ubicaciones. De todas formas, cinco gasineras en Galicia serían claramente insuficientes.
En el caso del GLP la red está más extendida, con 17 estaciones de servicio en las provincia de A Coruña, 11 en Pontevedra, 4 en la provincia de Lugo y otras cuatro en Ourense, casi siempre centradas en los núcleos de población más grandes, pero que deja desasistidos a muchos conductores de comarcas donde el uso de gas en el coche resultará imposible.
Incluso en redes principales como la A-6, la A-52, o la misma AP-9 hay escasez de estaciones de servicio con suministro de gas.
El empeño de las compañías como Repsol, Cepsa o Gas Natural Fenosa, entre otras, por ampliar sus redes de abastecimiento es primordial para el desarrollo de la tecnología del gas en el automóvil. Como siempre la industria va por delante de las administraciones y de las compañías de servicio.
Los coches a todo gas
La tecnología del gas se viene empleando, de momento, en marcas generalistas, como es el caso de Fiat, Dacia, Citroën, Peugeot, Opel, Ford, Renault y hasta SsangYong, y casi siempre en los modelos más pequeños y económicos de sus gamas.
Fundamentalmente se trata de motores de gasolina de 1.2, 1.4 o 1.6 litros adaptados para el uso como bifuel, combinando gasolina o gas.
Todos ellos realizan el encendido en modo gasolina, pero automáticamente pasan al circuito del gas a los pocos segundos. Cuando se agota el depósito del gas vuelven a utilizar la gasolina para la combustión, de ahí que obtengan una autonomía muy alta, que supera los 1.000 kilómetros.
El gas, tanto el GNC como el GLP no provoca olores en su combustión y tampoco se nota el paso de uno a otro combustible cuando se realiza. Los coches tampoco adolecen de potencia en uno u otro uso.
De esta forma se pueden adquirir ya treinta modelos diferentes en el mercado español. Quizá las marcas que ahora mismo apuestan más claramente por el gas sean Seat, Opel y Fiat. Seat, con el GNC, tiene disponibles desde el pequeño Mii hasta el León, pasando por supuesto por el Ibiza y muy pronto el Arona, y le ha dado buen resultado al matricular en el 2017 más de mil unidades, que este año pretende casi duplicar.
Fiat es otra de las marcas que tienen fácil adoptar esta tecnología bifuel debido al éxito que sus modelos de GLP tienen en Italia. Ofrece desde el pequeño 500 hasta el Tipo en todas sus variantes, además del 500L y el Panda como abanderados, con motores de 1.2 y 1.4 litros, con potencias de hasta 120 caballos.
Opel es otra de las que se destaca en su oferta GLP con modelos como el Adam, el Corsa y el Astra, e incorporando esta oferta también a sus monovolúmenes y SUV pequeños, como el Crossland X o el Mokka X.
Recientemente se han unido a las marcas tradicionales otras como SsangYong con su Tivoli, otra vez un SUV, y también Peugeot hace una aproximación a la tecnología del GLP con su utilitario 208 dotado del motor PureTech 1.2 de 82 caballos, adaptado al bifuel; y es posible que pronto incorpore este mismo motor a otros modelos de su gama.
También Seat ha anunciado que a partir de este momento se encargará de desarrollar la tecnología para otras marcas del grupo. Y es que el gas pisa a fondo el acelerador.
Fuente: La Voz de Galicia