Hasta hace unos años, pensar coches que funcionasen con energías distintas a la gasolina o el diésel era ciencia ficción, pero hoy en día existen alternativas como los coches de gas o los coches eléctricos. ¿Qué marcas y modelos de coches de gas y coches eléctricos podemos elegir? ¿Dónde se repostan unos y otros? ¿Puede el coche de gas realmente competir con el coche eléctrico?
Antes de empezar a profundizar en los coches de gas o coches eléctricos, creo que es acertado echar la vista atrás, muy atrás en algunos casos, y recordar que, a mediados de hace dos siglos, ya hubo intentos por desarrollar vehículos eléctricos. Si eran coches o no lo eran, ese es otro debate.
El primer coche eléctrico data de 1834, mientras que el motor de combustión interna, más complejo que un motor eléctrico, no llegó hasta 1861. Así que, históricamente, se puede decir que el coche eléctrico nació antes que el coche de combustión.
Los coches a gas licuado de petróleo, que son uno de los tipos que hoy nos ocupan, tampoco son nuevos. Se inventaron a comienzos del Siglo XX, pero su popularización no llegó hasta la crisis del petróleo en 1973. Así pues, hablamos de dos tipos de energías y tecnologías que hoy llamamos alternativas pero que en realidad ya cuentan a sus espaldas con un largo recorrido.
Entendiendo que hay dos tipos de gas: GLP y GNV
Más allá de la gasolina y del gasóleo, en coches de combustión también se puede utilizar gas como combustible que se quema dentro de los cilindros del motor, al igual que se quema la gasolina. El fruto de esa combustión, la energía térmica que se libera, se transforma en energía cinética y se emplea para hace girar las ruedas del coche. Hasta aquí todo lo ya conocido.
Pues bien, en un "coche de gas" en lugar de quemar gasolina, se puede quemar gas, y además puede funcionar indistintamente con los dos, con gas o con gasolina, por ejemplo si se nos ha agotado el gas. Hay diferentes tipos de gases combustibles que se pueden utilizar en un motor de combustión interna, pero para automoción son básicamente dos: GLP, gas licuado del petróleo, y GNV, gas natural vehicular.
No son el mismo gas y por tanto no debemos generalizar con “coches de gas”. Los que usan GLP (gas licuado del petróleo) emplean esencialmente una mezcla de butano y propano, el gas “de antes” que venía en bombonas para que nos entendamos, mientras que el GNV (Gas Natural vehicular) es gas metano, como el gas natural que llega a nuestras casas para el agua caliente y la calefacción.
El GNV se presenta en dos formas: como Gas Natural Comprimido (GNC) o como Gas Natural Licuado (GNL). A nivel molecular contiene una mayor proporción de hidrógeno que de carbono frente a los combustibles fósiles o el propio GLP.
El GNC se presenta en estado gaseoso pero sometido a presión. Es la variante de GNV más común para vehículos ligeros, como coches o furgonetas, mientras que el GNL se aplica más a vehículos pesados, camiones y autobuses, y se consigue gracias a someter al gas natural a bajas temperaturas para que pase de estado gaseoso a líquido.
Curiosamente está mucho más extendido el uso de GLP que el de GNV. ¿Por qué curiosamente? Porque en tiempos en los que medimos mucho el uso de recursos naturales, el gas natural es de todos los combustibles fósiles el que presenta menor impacto medioambiental.
A diferencia del GLP o Autogas, que es propano/butano, este gas es metano y por tanto no emite en su combustión ni azufre ni plomo a la atmósfera, reduciendo en hasta un 97% las emisiones de monoxido de carbono y en un 100% la emisión de partículas. Se estima que las reservas de este hidrocarburo durarán 60 años, que además se puede generar de forma natural.
Así pues, vamos a centrarnos en la tecnología y los vehículos de GNV, dejando a un lado los GLP. GNV y vehículo eléctrico son los que no emiten partículas a la atmósfera mientras circulan y por tanto los que más pueden ayudar a mejorar la calidad del aire en las ciudades.
Coches de gas natural
Hoy en día en España el número de coches de Gas Natural que se comercializan se ha reducido considerablemente, pasando hace dos años de tener más de 15 modelos de coches impulsados por Gas Natural, a que hoy en día apenas lleguen a ser 12 contando turismos y derivados de vehículos comerciales como furgonetas. Donde sí hay más variedad es en los camiones profesionales.
No son tan conocidos como los coches eléctricos y se habla menos de ellos, tanto que hoy en día en plena eclosión de coche eléctrico, frente a lo que ocurría en 2019, ya se venden menos coches de gas que 100% eléctricos. Según datos de Anfac, en 2020 se vendieron España 17.925 coches eléctricos, que representan un 2,11% del mercado y tienen un crecimiento el 78,3% respecto al año 2019, mientras que vehículos a gas, incluyendo (GLP + GNC + GNL) se vendieron 13.084, representan un 1,54% y ojo, porque la caída en ventas de este tipo de vehículos es muy grande, un -48,06%.
Las diferencias mecánicas entre estos y los coches tradicionales diésel o gasolina, son básicamente estas:
- Incorporan 1, 2, 3 o hasta 4 tanques para acumular el gas natural.
- Cuentan con un sistema de inyección especial, que sirve para la gasolina y para el gas.
- El sistema electrónico de gestión del motor permite elegir entre gasolina o gas natural, ya sea automáticamente, por la temperatura, ya sea manualmente, a elección del conductor.
- Y algunos otros cambios para que no haya problemas debidos al uso del gas (por ejemplo refuerzo del asiento de válvulas, o diferentes segmentos de los pistones).
Al utilizar un combustible fósil menos contaminante, los coches a GNC disfrutan de ciertos beneficios e incentivos fiscales y por eso lucen la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico como los híbridos, a pesar de que no son híbridos sino bifuel.
Es importante aclarar que los coches de gas, son versiones que derivan de coches de combustión tradicionales, diésel o gasolina, adaptados para utilizar gas. A simple vista son el mismo coche, no hay diferencias a nivel de diseño más allá de las nomenclaturas TGI en el caso de los SEAT, G-Tron en Audi, bi-fuel en caso de los FIAT, etc. Los únicos cambios están en los depósitos y en el apartado mecánico, por lo tanto, podríamos considerarlos como una "motorización" más dentro de la gama.
No existe ni sería rentable desarrollar un modelo de coche 100% específico para utilizar gas como combustible. Los coches de gas utilizan bases de modelos de combustión que nacieron para usar gasolina o diésel, pero adaptadas para el gas sin tanto problema como ocurría con los eléctricos cuando empezaron como derivados también de coches de combustión. Estos por la forma, posición y peso de las baterías, hacían que la configuración eléctrica tuviese que ajustarse a espacios previamente diseñados para otra finalidad, con resultados mejores ó peores dependiendo de cada modelo. Por naturaleza no tiene la misma forma ni pesa lo mismo un depósito de combustible que una batería.
Menor oferta de coches de gas en un mercado que cae en picado
Esa caída en las ventas en 2020 en España superior al 48% para los coches de GLP, GNC y GNL ha llevado a los fabricantes, en un año tan impredecible y en el que debían elegir muy bien qué modelos vender para sacar la máxima rentabilidad en ese contexto de caída de ventas superior al 30% en el total mercado automovilísitico, a reducir su oferta de coches con estas energías.
Marcas como Audi han dejado de vender en España sus G-Tron, otras como Opel han hecho desaparecer sus modelos de gas y así la lista actual de modelos se reduce a dos marcas que claramente apuestan por esta tecnología: SEAT y Skoda.
La española SEAT ofrece cuatro modelos. El más pequeño es el SEAT Mii Ecofuel, un coche de carácter urbano que busca la máxima eficiencia. Un escalón por encima están los SEAT Ibiza TGI, el SEAT Arona TGI y los nuevos SEAT León TGI, disponibles en carrocería de 5 puertas o en la familiar ST.
También sabemos que SEAT, a pesar de apostar decididamente por los coches eléctricos y tener previsto sacar un coche eléctrico urbano, también ha hecho una importante inversión en su planta de Martorell para mejorar la capacidad productiva de modelos TGI, lo cual nos hace pensar que sus nuevos modelos que lancen en los próximos años, además de contar con versiones de gasolina e híbridas enchufables y eléctricas, también contarán en su oferta con una versión de gas. Lo que no sabemos es si llegarán en los compases iniciales de comercialización o si habrá que esperar.
Por su parte el Škoda Kamiq G-TEC, el SKODA Scala G-Tec y el SKODA Octavia Combi G-Tec conforman la oferta actual de la marca checa, que también sigue apostando por esta tecnología como demuestra el hecho de que han adaptado nuevos modelos para su uso con gas.
Si no hay una demanda de mercado, los fabricantes de coches no solicitarán a sus centrales producción de ese modelo a gas e incorporarlo a su cartera de producto. Así pues, no debe extrañarnos que en otros mercados, especialmente el italiano que es en el que se han vendido históricamente más coches a gas para uso particular, se vendan modelos de coches que aquí no están disponibles.
Coches eléctricos
No vivirías en este mundo si no has escuchado hablar de los coches eléctricos en los últimos tiempos. Sus ventas todavía siguen siendo residuales en nuestro país, donde solamente representan un 2,1% del total de mercado, pero crecen un 78,3% incluso en un año tan complicado como fue 2020 y van a seguir creciendo, ya que son la gran apuesta de las automovilísticas para evitar las multas millonarias por las emisiones de CO2.
Eso nos lleva a que cada vez hay más oferta coches 100% eléctricos a la venta en España. No hay un mes en que alguna marca no presente un nuevo coche eléctrico de venta inmediata o para los próximos meses. Aquí están todos los lanzamientos de coches eléctricos que llegarán a España en 2021.
En los compases iniciales de la electromovilidad, los fabricantes de coches optaron en su mayoría por coger bases de coches de combustión y adaptarlos para su uso como eléctricos. Incluso Tesla, con su primer modelo de coche, recurrió a esta solución. El Tesla Roadster era la base de un Lotus Elise adaptado al sistema eléctrico. El Volkswagen e-Golf era un Golf al que le habían quitado motor de combustión y depósito e instalado un sistema eléctrico, formado por motor y baterías.
Esta solución, no tenía sentido en el largo plazo. A medida que la tecnología de coches eléctricos se iba desarrollando, las bases de coches de combustión eran cada vez menos adecuadas para su uso como coches eléctricos, de ahí que la mayor parte de los fabricantes, Tesla incluída, se haya decantado por desarrollar plataformas específicas para coches eléctricos.
El año pasado llegaron al mercado español muchos nuevos coches eléctricos: Porsche Taycan, Peugeot e-208, Volkswagen ID.3, Audi e-tron SportBack, BMW iX3 son solo algunos de ellos.
Este año el ritmo de llegadas de nuevos coches eléctricos será mucho más acusado, con modelos como el Dacia Spring que promete convertirse en el coche eléctrico más asequible del mercado, con un precio de 16.548 euros.
El precio de los coches de gas vs coches eléctricos: precio de compra y coste por kilómetro
La casuística de los coches eléctricos frente a los coches de gas es bastante peculiar si atendemos al factor precio. Los coches eléctricos suponen un desembolso inicial muy grande frente a los coches de combustión equivalentes, llegando incluso a duplicar su precio. Un Hyundai Kona 1.6 CRDI diésel de 136 CV cuesta 22.900 euros, mientras que el Hyundai Kona eléctrico más barato cuesta 39.500 euros. Salvo excepciones, los coches eléctricos no pueden equipararse en precio a los de combustión.
En cambio, los coches de gas no suponen un desembolso por lo general mayor de 1.500/3.000 euros respecto a los de gasolina o diésel que se toman como base de la transformación para usar ese otro combustible. Estas transformaciones a gas pueden venir hechas por el propio fabricante del vehículo, algo cada vez más habitual, o se puede llegar a hacer una vez que has adquirido el coche. Hay talleres especializados en convertir coches a uso con gas y durante años, han hecho mucho negocio. ¿Nunca has abierto el maletero de un taxi para meter tu maleta y has visto una bombona? Ese era un coche transformado a gas.
Un punto en el que el coche de gas tampoco compite de tú a tú con el coche eléctrico, es en el coste por kilómetro. En un TGI de SEAT, que son los coches de gas natural más vendidos en España, el coste aproximado para recorrer 100 km es de entre 2,7 a 3,24 euros.
En un coche eléctrico, fijando un consumo medio de 14,5 kWh, que es un buen consumo para algunos modelos de coches que pecan de gastar demasiado como los Mercedes-Benz EQC o el Jaguar I-PACE pero que es muy realista en otros como el Hyundai Kona EV o el Kia Niro electric, el coste de hacer ese recorrido estaría en torno a un euro, aunque con matices.
En ambos casos, no estamos incluyendo otros costes asociados que implica el uso de este tipo de coches con energías alternativas, como en el caso de los eléctricos la instalación de los puntos de carga en casa, el propio hecho de cargar en casa o en puntos públicos de pago o gratuitos, las diferentes tarifas energéticas que apliquemos, etc.
Así pues, en ambos casos si quieres saber si un coche de gas o un coche eléctrico se adapta a tus necesidades y presupuesto, has de hacer un análisis económico más amplio, atendiendo al 'coste total de propiedad', que incluye el precio de compra y los costes de uso.
Estimas el número de kilómetros medios que recorres al año, echas cuentas con todos los costes asociados a cada tipo de energía para mover tu coche y eliges entre un coche de gas o un coche eléctrico.
¿Dónde puedo repostar un coche de gas o cargar un eléctrico?
La principal desventaja de los coches a gas natural comprimido frente a los convecionales de gasolina o diésel, es que no todas las gasolineras de España tienen surtidores para repostar GNC. De hecho todavía son pocas: frente a las 11.000 gasolineras que hay en España, tan solo podemos encontrar gas natural comprimido en 167 estaciones de repostaje. La previsión para 2020 es que el número de gasineras de GNC sea superior a 130 y el de GNL superior a 75.
Una vez que estás en la gasolinera o gasinera, como también se les llama, llenar un depósito de gas no supone más tiempo que llenar un depósito de combustible tradicional. En solo unos minutos habrás realizado el repostaje y podrás continuar tu viaje.
Por otro lado, si atendemos a los coches eléctricos, según datos de Electromaps, en España hay 159.362 puntos de carga de coches eléctricos. La mayoría están concentrados en las grandes ciudades, quedando un tanto vacío el ámbito de las principales carreteras de España, otro factor que limita el uso del coche eléctrico como veremos más adelante.
Otra de las ventajas que sí encontramos en el coche eléctrico frente al de gas, es que cualquiera puede instalar un punto de carga para un coche eléctrico en su garaje, ya sea invididual o en un garaje colectivo de un edificio. En cambio, no es posible repostar un coche de gas con el gas que utilizas en casa, por lo que estos, al igual que los coches de gasolina o diésel tradicionales, obligan a ir específicamente a repostarlos cuando se acerca el fin del combustible en el depósito.
¿Puede el coche eléctrico realmente competir con el de gas?
Realmente, la respuesta a esta pregunta creo que es sí, aunque con matices. A nivel técnico y tecnológico, ambas tecnologías están en un momento de madurez que les permite competir de tú a tú con la gasolina o el diésel. Son seguras y fiables, así que no has de tener miedo en ese sentido.
Pero hay otros elementos que debemos tener en cuenta. Por un lado, el coche eléctrico todavía tiene una utilidad muy limitada en nuestro país por dos motivos: primero por la propia limitación de autonomía que otorgan las baterías, que solo en modelos muy concretos supera los 400 kilómetros en el ciclo actual WLTP, aunque ya empezamos a ver algunos anuncios de modelos más allá de Tesla que anuncian más de 500, 600 o hasta 700 kilómetros de autonomía.
El segundo motivo que limita el uso de los vehículos eléctricos, es la escasa red de carga disponible en España, sobre todo en las carreteras principales que vertebran nuestro páis. Hoy en día viajar en coche eléctrico todavía es una utopía o una aventura en España por la ausencia de puntos de carga rápida.
Los coches a gas natural disponen de niveles de autonomía casi parejos a los modelos de combustión, pero su red de carga también cuenta con importantes limitaciones. Por tanto, estamos ante dos tecnologías que que no permiten un uso normal y corriente del vehículo y obligan a sus conductores a adaptar su vida a la autonomía del vehículo y a los puntos donde cargar energía para seguir moviéndolo.
Así pues, prestando atención al aspecto tecnológico, estamos ante dos tecnologías perfectamente útiles hoy en día, que no cuentan con una red de infraestructuras para soportarlas. La popularización de ambas, depende por tanto de las compañías energéticas, que tienen en su mano que el uso de ambas tecnologías que ayudan a reducir las partículas contaminantes, se popularice.
FUENTE: KATAKA